Los minutos previos al inicio del choque tuvieron un marcado tinte político. Hubo gritos de «independentzia» y lanzamientos constantes de bengalas desde los fondos -en los que proliferaban los carteles para exigir el acercamiento de los presos- hasta que los titulares de ambos equipos saltaron al campo detrás de la ikurriña y la bandera venezolana.
Como se consensuó en las intensas negociaciones con los responsables del fútbol vasco, los jugadores de la tricolor salieron con una pancarta en la que se reclamaba la oficialidad de la selección mientras en las tribunas y en las preferencias los entregados seguidores fabricaban un gigantesco mosaico verde, rojo y blanco. Una enorme ikurriña en el fondo norte saludó al himno de Euskadi -antes, de forma incomprensible, sonó el del Athletic durante medio minuto- mientras en distintos sectores del estadio se desplegaban pancartas con proclamas y mensajes de carácter ideológico y en contra de la Federación vasca.
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